lunes, 16 de diciembre de 2019

Sobre paratextos

Los paratextos están formados por distintos elementos que pueden clasificarse en gráficos o verbales. Los gráficos son aquellos que están vinculados a la imagen, como es el caso de los dibujos, las ilustraciones, los mapas, la tipografía (tipo, color y tamaño). Los verbales, en cambio, están constituidos por palabras, como, por ejemplo, el título, el índice, el nombre del autor, los comentarios de la contratapa, la biografía del autor, entre otros.
   Los índices: son paratextos fundamentales, sobre todo en los libros que se utilizan para estudiar o investigar, ya que permiten localizar rápidamente la información. Además, explorar el índice antes de comenzar a leer un texto de este tipo permite saber cómo está organizada la información.
   Existen distintas clases de índices:
·         Índice de contenido. Muestra la estructura del libro organizada con los títulos y subtítulos de los capítulos, en el orden en que aparecen. Se indica el número de página en donde se inicia cada uno. Se lo utiliza en casi todos los libros. Puede estar ubicado al principio o al final del libro.
·         Índice onomástico o de nombres. Es aquel que presenta una lista con los nombres de los autores o personalidades que se mencionan en la obra, ordenados alfabéticamente. Se indica el número de página (o páginas) en que aparecen mencionados. Se utiliza este tipo de índice solo en algunos libros y, en general, está ubicado al final.
·         Índice temático. Es similar al índice onomástico, pero no se refiere a autores sino a conceptos. Por ejemplo, en un libro de Física alguien puede buscar en el índice el término electricidad para saber en qué páginas se trata el tema.
   La biografía del autor: en los paratextos suele incluirse la biografía del autor o autores del libro. La biografía es la narración de la vida de una persona. En ella se mencionan aquellos hechos que puedan resultar de interés para los lectores de acuerdo con distintos objetivos. Conocer al autor de un libro es muy útil para poder anticipar de qué se va a tratar el libro que se va a leer. Por ejemplo, conocer su formación y su forma de pensar permite saber más sobre el objetivo con el que fue escrito el texto, saber cuándo escribió sirve para evaluar la actualidad de la obra y saber qué premios ha obtenido indica si este texto ha sido reconocido por alguna institución.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Cuadernos para el aula: 4° grado (Fragmentos)


  ¿Cómo  aparece el contenido de lectura de libros, su comprensión, en l los Cuadernos para el aula de Lengua? En este caso, nos introducimos en el cuaderno 4, (págs.. 16-21):  
   Tal como  señalan diversos filósofos, somos seres de lenguaje. Somos conscientes de nuestro yo porque podemos nombrarnos; revisitamos nuestra historia personal, la de nuestro grupo y la de otros por medio de las narraciones que hemos escuchado y que podemos contar; nos proyectamos en el futuro y podemos imaginar alternativas porque tenemos lenguaje y hemos leído y escuchado historias; conocemos el mundo desde muy diversas experiencias, entre las que leer y escuchar son centrales.
   La escuela es un lugar de lenguaje, en tanto que este es la vía privilegiada de transmisión cultural. En todas las áreas los chicos y las chicas narran historias; describen; dan sus opiniones; ensayan explicaciones sobre los fenómenos del mundo natural, sobre los sujetos y las sociedades; expresan sus emociones, sus inquietudes, sus preocupaciones. En todas hablan, escuchan, leen, escriben apropiándose de términos especializados y formas específicas de describir, explicar y argumentar. Efectivamente, el desarrollo del lenguaje oral y escrito en todas las áreas debe constituirse en uno de los ejes del proyecto escolar (…)
    (…) lo que hoy se sabe o se piensa puede modificarse en el futuro. Sin embargo, esto no implica que no contemos con varias certezas y convicciones, y mucho menos que todas las de otras épocas hayan perdido validez.
    (…) La escuela  siempre ha buscado tender puentes con los saberes que todos los niños  traen consigo al comenzar su itinerario educativo formal. Sin embargo, la institución escolar también les brinda la posibilidad de acercarse a nuevos conocimientos y afianzar lo que ya saben. Esto no solo les permite conversar con personas fuera de su círculo familiar o barrial, sino también usar la lengua para informarse, aprender, expresar ideas y sentimientos, inventar nuevos mundos; aprender a contar y a describir mejor, a explicar, a opinar.
  (…) Se trata, entonces, de generar espacios de diálogo sobre lo que todos van leyendo en el aula o en la biblioteca, espacios que no necesariamente parten de una pregunta formulada por el docente, sino de las asociaciones que los propios niños van realizando.
   (…) Cuando afirmamos que los niños deben continuar con el aprendizaje de la lectura, queremos decir que ese aprendizaje también implica, por ejemplo, que comiencen a moverse con mayor soltura en las bibliotecas. En otras palabras, el progreso de los chicos y las chicas en la autonomía lectora supone que  dispongan de mayor cantidad de saberes para la búsqueda y elección de materiales escritos. (…) La frecuentación asidua de la biblioteca de la escuela o de otra biblioteca  cercana y de la participación en las mesas de libros se asientan en el convencimiento de que es fundamental la lectura de libros. El trabajo con libros supone una relación diferente con lo escrito, ya que el lector necesita moverse entre índices, títulos y subtítulos, y así toma conciencia de que cada libro es una “totalidad” lo que está esperando para seguir leyendo. Además, la

Artículo sobre La divulgación científica para niños


Luisa Massaranihttps://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/119071/EB16_N141_P78-82.pdf?sequence=1&isAllowed=y

viernes, 13 de diciembre de 2019

Comprensión lectora


Para comprender un texto, el lector tiene que interactuar con él desplegando una gran actividad cognitiva. Es decir, para entender lo que lee, un lector experimentado “actúa” sobre el texto: se encamina al texto con preguntas que guían su lectura, ajusta su modalidad de lectura al propósito que persigue, relaciona la información del texto con sus conocimientos  previos, realiza inferencias (extrae conclusiones que no están presentes en el texto mismo), formula hipótesis y las pone a prueba, está atento para ver qué entiende y qué no, decide volver a leer ciertas partes para aclarar sus dudas, comparte con otros lectores sus interpretaciones, comenta sobre lo leído, etc.
   En situaciones de lectura, cuando no están condicionadas por la evaluación, el lector elige el texto que va a leer porque tiene un propósito definido, propósito que es el motivo que lo lleva  a la lectura (esparcimiento, búsqueda de cierta información, comunicación con otra persona que no está presente, etc.).
   Para hacer esa elección, el lector ha realizado anticipaciones o hipótesis acerca del contenido del texto (supone que el texto elegido le va a servir para su propósito de lectura: que va a encontrar la información que busca o que va a entretenerse con su lectura, etc.). A partir de entonces, y mientras va leyendo, continúa formulando nuevas anticipaciones de distinto alcance, que verificará o no, mientras avanza en la lectura. Estas anticipaciones son conjeturas o suposiciones acerca del significado de lo que dice el texto y acerca de otros aspectos del mismo. Si la hipótesis que elabora el lector no concuerda con lo que él mismo encuentra al seguir leyendo, la hipótesis es reformulada y nuevamente puesta a prueba. Es decir, el lector formula hipótesis y busca indicios en el texto para verificarlas o rechazarlas. Las anticipaciones  que realiza el lector se basan en sus conocimientos previos (conocimientos sobre el tema, sobre el mundo en general, sobre la lengua y sobre los distintos tipos de textos). Es decir, a lo largo de todo este proceso de lectura, el lector necesita relacionar lo que dice el texto con lo que él ya sabe; y esto sólo ocurre  cuando dispone de algunos conocimientos sobre el tema y cuando se involucra en su propio proceso de comprensión porque tiene algún propósito personal que lo justifica.
   Según el propósito de lectura y de acuerdo con las anticipaciones que realiza, el lector efectúa una lectura más o menos selectiva: decide qué partes del texto lee. No siempre necesita leer todo. También decide el orden de su lectura: puede empezar por la contratapa de una novela, donde encontrar datos sobre el autor; puede comenzar por explorar el índice de un libro de consulta para ver si se trata del tema que busca; puede iniciar su lectura del diario con los chistes o con el pronóstico del tiempo, y también puede empezar a leer el inicio de un ensayo, saltear algunas partes y centrarse en el final.
   Estas elecciones sobre qué y en qué orden leer se denominan modalidad de lectura.
   Por consiguiente, el conocimiento del tipo de texto que está leyendo y el propósito de lectura que tiene un lector determinan la modalidad de lectura que implementa (leer palabra por palabra, hojear el texto para obtener un panorama general, leer y volver a leer, etc.)
   A lo largo de la lectura, el lector va controlando su propia comprensión del  texto. Si el lector detecta dificultades en su comprensión, debe decidir qué hacer, puede seguir leyendo en espera de una aclaración, puede volver hacia atrás para ver si es necesario reformular lo que lleva entendido, puede consultar a alguna persona o algún otro texto que tenga próximo, etc.
   A través de este proceso, lo que el lector logra es representarse mentalmente lo principal del texto en relación con su propósito de lectura y con sus conocimientos previos. En realidad, es a medida que lee que va elaborando esta representación (también llamada “modelo”) sobre el significado del texto, la va haciendo más precisa y la va poniendo a prueba. Es decir, la representación del texto en el lector va modificándose a lo largo de la lectura. Esta representación mental del texto se logra a través de diversas operaciones que realiza el lector (chequea la permanencia o el cambio del tema, va armando la estructura, va relacionando el sentido de las palabras entre sí, establece relaciones hacia adelante y hacia atrás, realiza inferencias, es decir, deduce cuestiones no presentes expresamente en el texto, etc.)
   Al mismo tiempo, el lector realiza una valoración del texto: lo juzga interesante, bello, falso, etc., ubicándolo respecto de su concepción del mundo, es decir, en relación a algunos de sus conocimientos previos.
   La comprensión de un texto no es la misma para distintos lectores:
Cada lector construye una interpretación de lo leído según
sus conocimientos y según su propósito de lectura.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Introducción al ensayo


Veamos lo que  Norma Matteucci nos dice, al respecto:


   “Ensayo y ensayista exigen un lector inconformista, capaz de inferir y relacionar lo que lee con otros textos, para enriquecerlo y enriquecerse, es decir, un lector activo, que pueda establecer inferencias entre diversas lecturas.
   Así el ensayo es un género escrito subjetivo, dialógico, conjetural y heurístico, en el que se “ensayan” respuestas  a la cuestión planteada.
   Como  carece de certezas, el ensayista busca, indaga, polemiza, no sólo con escritos anteriores, sino, también, consigo mismo. Y en ese camino de “ensayos”, de avances y retrocesos, requiere la compañía del lector, con quien dialoga y con quien comparte la senda interpretativa, para que éste complete la interpretación del mundo que ofrece.
    El ensayo  esboza, conjetura, transgrede, explora, interroga, denuncia, disiente, interpreta libremente, pero  nunca transmite saberes u ofrece certezas.
   Aunque es casi imposible definir el ensayo -precisamente por su característica de hibridez-, nos aventuramos a “ensayar” una caracterización, sosteniendo que:
§  es un género literario abierto y heterogéneo,
§  que combina la exposición y la argumentación sin comprobación,
§  que postula una intención comunicativa y dialogante,
§  desde una posición subjetiva, interpretativa y heurística del ensayista,
§  quien ofrece -e intenta compartir- una mirada sobre el mundo (Mattteucci, 2008)

El ensayo como género escrito

MATTEUCCI, Norma: Estrategias para comprender y producir ensayos. Análisis y escritura de un género discursivo. Noveduc. Buenos Aires.2013.

El ensayo como género escrito
  La evolución de la sociedad y de la cultura marca cambios en los significados que las comunidades discursivas otorgan a las palabras y a los textos, los que se cargan de ideología con el fin de persuadir o manipular. Así, la vida -y especialmente la vida en democracia- obliga a saber desentrañar críticamente lo que cada texto opaca en mayor o menor medida.
    La noción de género discursivo permite sistematizar las diferentes formas sociales de utilizar el lenguaje y de reconocer propósitos, estructura, contenido, audiencia, etc., de cada uno de dichos géneros.
     Como sostiene Cassany, "el género es visto como una forma de comunicación particular, generada en un contexto social, histórico y espacio-temporal concretos". Y el ensayo es uno de esos géneros escritos que tiene sus propios parámetros, los que trataremos de determinar siguiendo las sugerencias de Cassany. Este autor considera, para el análisis de cualquier género discursivo, los siguientes aspectos: denominación, historia, ámbito, autoría, función, audiencia, contenido, estructura y estilo, citas y polifonía, aunque no en este orden.
    En cuanto a la denominación, el nombre  de ensayo proviene etimológicamente del latín exagium (del griego exagion) que significa "peso", aunque el uso en español es traducción del francés essais, usado por Montaigne por primera vez para titular su compendio de escritos sobre política, historia, filosofía y otros distintos temas. en el diccionario de la Real Academia Española, el ensayo se define como "escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito".
    Respecto de la historia del ensayo, inicialmente es usado por Juan de Montaigne (1533-1592) -como ya se dijo- en dos libros publicados en 1580. Así, Montaigne y Bacon son considerados los creadores del ensayo moderno, si bien antes del siglo XVI otros autores producen escritos que-sin ser llamados ensayos- participan de algunas características que permitirían  clasificarlos como tales. 
   El ensayo se usa en cualquier ámbito del saber para exponer temas diversos, ya sean históricos, filosóficos, económicos, políticos, literarios o sociológicos.
Tipos de ensayos, según el ámbito del saber: históricos, filosóficos, económicos, políticos, literarios, sociológicos.
   Puede difundirse en soportes variados: diarios, revistas, libros, sitios Web, blogs, etc. En lo que respecta a la autoría, el ensayista se apoya en su punto de vista para exponer sus propias ideas y opiniones, las que no necesariamente deben estar fundamentadas. El autor de este género discursivo, generalmente, domina el tema acerca del cual escribe y manifiesta su competencia comprometiéndose subjetivamente con lo que sostiene. No le interesa agotar dicho tema, sino, más bien, exponer y reflexionar sobre él. Escribe siempre de manera personal, a favor o en contra de algo o de alguien, dando muestras de la autenticidad de su pensamiento.
   En cuanto a la función del ensayo, ésta es informativa y directiva -mediante la exposición y argumentación-, ya que se intenta no sólo informar, sino también persuadir al lector para que reflexione, a favor o en contra del tema tratado.
   Respecto de la  audiencia del ensayo, puede decirse que su destinatario es, en general, cualquier lector interesado en el tema  que se trate, pero capaz  de desentrañar de manera inferencial y crítica las ideas más opacadas o veladas que lo sustentan. A veces, el destinatario está explícito en el ensayo o, en el afán del ensayista por el diálogo, está marcado con deícticos.
     Autor-lector se  relacionan a través del discurso, y es el primero el que determina el contenido del ensayo, ya que no hay normas fijas que precisan cómo debe ser dicho contenido. Es el autor el que estipula los datos relevantes y los detalles y los detalles; el que presupone qué sabe o no el potencial lector; el que carga con ironía  o disfraza ideas; el que decide qué decir abiertamente y cuánto opacar.
    Es por ello que este género discursivo  requiere un lector capaz de acercarse a él mediante un pensamiento crítico, que le posibilite determinar sus "acuerdos y desacuerdos" con lo leído, ya que "leer críticamente es también reaccionar ante los discursos de los otros" (Cassany, 2006, 136-137).
     El ensayo no posee una estructura prefijada, sino, más bien, abierta, con una extensión variable, aunque no demasiado larga. En el caso de que todo un libro sea un ensayo, se divide en capítulos que presentan los subtemas del tema general. Está escrito en prosa y la temática es variada. La forma libre del ensayo se opone a cualquier regla y en él pueden aparecer anécdotas, hechos, divagaciones, reflexiones, críticas, sentimientos, etc., sin un orden sistemático de presentación. No obstante, el estilo es cuidado y riguroso, y clara pero profunda la expresión.
   Si bien "los modelos estructurales son tantos como los autores propongan", se presentan cinco estructuras de las más frecuentes:

   a) Estructura analizante.  Parte de  una aseveración que es desarrollada por varias ideas.

   b) Estructura sintetizante. Varias ideas conducen a "una idea conclusiva final".

   c) Estructura interrogación-respuestas. Parte de un interrogante que da lugar a respuestas diversas.

   d) Estructura interrogaciones-respuesta. Varios interrogantes iniciales tienen una respuesta común.

  e) Estructura de ideas o núcleos independientes. Diversas ideas independientes entre sí "no desembocan en una idea central, aunque todas tienen algún punto de contacto" con ella (Kohan et al, 1996, 211-212).


   Si bien el ensayo no necesita comprobación ni fundamentación ya que muestra un pensamiento subjetivo y original, muchos ensayistas hacen uso de la polifonía. Pueden aparecer en este género discursivo citas de autoridad, literales o parafraseadas,  para respaldar o enriquecer lo dicho.
   







El texto: claves lingüísticas y textuales    La divergencia entre las interpretaciones posibles, nunca será tal que se pueda afirmar que...