jueves, 12 de diciembre de 2019

Introducción al ensayo


Veamos lo que  Norma Matteucci nos dice, al respecto:


   “Ensayo y ensayista exigen un lector inconformista, capaz de inferir y relacionar lo que lee con otros textos, para enriquecerlo y enriquecerse, es decir, un lector activo, que pueda establecer inferencias entre diversas lecturas.
   Así el ensayo es un género escrito subjetivo, dialógico, conjetural y heurístico, en el que se “ensayan” respuestas  a la cuestión planteada.
   Como  carece de certezas, el ensayista busca, indaga, polemiza, no sólo con escritos anteriores, sino, también, consigo mismo. Y en ese camino de “ensayos”, de avances y retrocesos, requiere la compañía del lector, con quien dialoga y con quien comparte la senda interpretativa, para que éste complete la interpretación del mundo que ofrece.
    El ensayo  esboza, conjetura, transgrede, explora, interroga, denuncia, disiente, interpreta libremente, pero  nunca transmite saberes u ofrece certezas.
   Aunque es casi imposible definir el ensayo -precisamente por su característica de hibridez-, nos aventuramos a “ensayar” una caracterización, sosteniendo que:
§  es un género literario abierto y heterogéneo,
§  que combina la exposición y la argumentación sin comprobación,
§  que postula una intención comunicativa y dialogante,
§  desde una posición subjetiva, interpretativa y heurística del ensayista,
§  quien ofrece -e intenta compartir- una mirada sobre el mundo (Mattteucci, 2008)

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